Pensamientos, palabras, obras y omisiones

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Pensamientos, palabras, obras y omisiones, … tal cual es la vida.

sábado, 19 de diciembre de 2015

Cuatro Leyes de la Espiritualidad

Las cuatro leyes de la Espiritualidad no son complicadas de entender y  en mi opinión llevan al pensamiento  a una palabra que las une : aceptación (del momento que se está viviendo) entendiendo que hay una razón para estar viviendo una situación (aunque en el momento no se vea). 

La primera ley dice: “La persona que llega es la persona correcta”. 
La persona que llegan a nuestras vidas no aparecen por casualidad, todas las personas que nos rodean, que se relacionan con nosotros, están aquí a nuestro alrededor por algo, para hacernos aprender y avanzar en cada situación concreta. Nuestra evolución personal/espiritual depende de como afrontemos nuestras relaciones con ellos.
La segunda ley dice: “Lo que sucede es la única cosa que podía haber sucedido”.
Nada de lo que nos sucede en nuestras vidas podría haber ocurrido de otra manera. Ni siquiera el detalle más insignificante podría haber fluido de otra forma. Lo que pasó fue lo único que pudo haber pasado, y tuvo que haber sido así para que aprendamos esa lección y sigamos adelante. Todas y cada una de las situaciones que nos suceden en nuestras vidas son perfectas, aunque nuestro ego y nuestra mente se resistan y no lo acepten.

La tercera ley dice: “En cualquier momento que comience es el momento correcto”.

Las circunstancias, hechos, acciones que desarrollamos, empiezan en el momento justo, ni antes, ni después. Cuando estamos preparados para que algo nuevo empiece en nuestras vidas, es en ese preciso instante cuando comenzará.

La cuarta ley y última, nos dice: “Cuando algo termina, termina”.

Si algo termina en nuestra vida, es para para permitir e impulsar nuestra evolución, por lo tanto es mejor no mirar atrás, seguir adelante y avanzar con esa experiencia ya en nuestra mochila vital.

Comentario propio:
Cuando las relaciones son buenas y las personas que se nos cruzan es para bien, normalmente no nos paramos a pensar todo lo que tenemos que aprender de esa relación en principio tan positiva y constructiva. Saber y reconocer como funciona tan bien y cuales son las motivaciones y emociones personales de ambas partes, nos hace conocer un poco más quienes somos. 
La persona que llega es la correcta para nuestro crecimiento personal, aunque nos parezca que pasa desapercibida esta función. Y Esta primera ley es aplicable laboralmente, familiarmente, en la amistad y en el amor.
Cuando el resultado de la relación no ha sido el que esperábamos, nos empeñamos en querer renegar de personas que se nos cruzan en la vida, cuanto más fácil es aceptar que han estado y que eso no se puede cambiar, lo que hay que hacer es aprovechar las enseñanzas que esa relación nos deja si las queremos ver, identificar realmente que hemos hecho y que han hecho, nos vuelve a ayudar a reconocernos en el conflicto y tener un crecimiento personal. Crecemos con cada una de las personas que llegan a nuestra vida.
Lo mismo ocurre con las situaciones, han ocurrido por alguna razón, aunque en el momento no la conozcamos, más adelante nos daremos cuenta que si no hubiera sido así, no estaríamos ahora donde estamos. Además, los acontecimientos suceden en el momento justo y oportuno, no podía ser en otro momento. Siempre es el momento correcto, aunque nuestra visión mental no lo pueda reconocer y se pelee consigo misma por los acontecimientos.
Y sobre todo, es verdad que muchas veces nos empeñamos en no terminar con alguna situación que nos está haciendo daño por miedo o por barreras mentales, cuanto todo es más sencillo . . . ¿te hace daño?, deja lo que no es bueno para ti. 
No es que ello en si mismo no sea bueno, pero si no lo es para ti, déjalo cuanto antes, porque ya sabes que cualquier momento que elijas para ello, es el momento perfecto. 
Por eso si ahora no puede ser, tranquilidad, no tendrá que ser ahora, aunque si ya le estás dando una vuelta o planteándote un cambio, algo significa.

Da los pasos que tu interior te indique, no lo dudes, no lo pases por el filtro mental de tus creencias, no tengas miedo a lo que vendrá porque podrás con ello. Hazte fácil el cambio, vívelo con la paz interior de saber que es lo que tenía que ser para que puedas recorrer un nuevo camino de crecimiento y felicidad.
Piensa en estas cuatro Leyes de la Espiritualidad, hazlo con el corazón y deja que tu Ser Interior te guíe, inevitablemente . . .  estás en el sitio adecuado, en el momento adecuado y con la gente adecuada.

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